Santiago Ambao
Editorial Barrett
 
«Santiago Ambao te sumerge en una atrapante experiencia novelística». —Página 12.

«Un feliz descubrimiento que mucho me temo que no ha llegado a todo el público que se merece». —Carlos Flor.

Cosas que pasan porque sí, cafés que se tiran a la pileta sin beber, tostadas que se tiran a la basura sin comer, un protagonista que trata de poner nombre a sus sentimientos pero que se obliga a no pensar en determinadas direcciones, una mujer que casi siempre está en la ducha o tras otro tipo de mamparas, otra mujer que asoma como promesa pero que apenas se roza, una chica inocente y ligeramente bizca, un funcionario que enloquece justo cuando está llegando a su jubilación, un jefe o dos que hacen y deshacen a su antojo, dos niños que se sumergen en la realidad deformada de la PlayStation, un televisor de última generación, un sillón confortable y la mejor cafetera posible, el deseo no cumplido de ir a pescar en familia, una fuga interior, una fuga futura.

Santiago Ambao ha metido todos estos ingredientes en una coctelera y ha sacado de ella una historia brillante, bien batida y mezclada, aunque lo que la hace todavía más grande es unirla a otra historia paralela, subterránea, que transcurre al otro lado del mundo, una especie de trama política y económica, mezcla de realismo y ciencia ficción, o más bien fruto de un realismo inquietantemente visionario. —Sara Mesa.

Treinta y seis metros

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«Santiago Ambao te sumerge en una atrapante experiencia novelística». —Página 12.

«Un feliz descubrimiento que mucho me temo que no ha llegado a todo el público que se merece». —Carlos Flor.

Cosas que pasan porque sí, cafés que se tiran a la pileta sin beber, tostadas que se tiran a la basura sin comer, un protagonista que trata de poner nombre a sus sentimientos pero que se obliga a no pensar en determinadas direcciones, una mujer que casi siempre está en la ducha o tras otro tipo de mamparas, otra mujer que asoma como promesa pero que apenas se roza, una chica inocente y ligeramente bizca, un funcionario que enloquece justo cuando está llegando a su jubilación, un jefe o dos que hacen y deshacen a su antojo, dos niños que se sumergen en la realidad deformada de la PlayStation, un televisor de última generación, un sillón confortable y la mejor cafetera posible, el deseo no cumplido de ir a pescar en familia, una fuga interior, una fuga futura.

Santiago Ambao ha metido todos estos ingredientes en una coctelera y ha sacado de ella una historia brillante, bien batida y mezclada, aunque lo que la hace todavía más grande es unirla a otra historia paralela, subterránea, que transcurre al otro lado del mundo, una especie de trama política y económica, mezcla de realismo y ciencia ficción, o más bien fruto de un realismo inquietantemente visionario. —Sara Mesa.