Osvaldo Bossi
Ilustración de tapa / Pablo Rivas - Mambo
Editorial Los Conejos


Este volumen de poemas de Osvaldo Bossi reúne tres libros. Uno inédito, Chicos malos, y dos publicados anteriormente, pero ya descatalogados y muy difíciles de encontrar: El muchacho de los helados y Esto no puede seguir así. 
En sus poemas, Bossi nos cuenta historias de amor, en escenas cotidianas, con distintos chicos que podrían resumirse en uno solo. Un muchacho que necesita protección, que se aleja y se acerca, que es evocado en los pliegues de la memoria o que está presente y se convierte en una obsesión.
“Un lenguaje directo no tiene por qué ser simple -escribió Osvaldo Bossi-, y hasta quizás ocurra todo lo contrario. Lo cierto es que cada vez me aburren más las formas canonizadas. Admiro a poetas como Jattin, Ginsberg, Alda Merini… Es cierto que estaban bastante locos, pero bueno, no veo otra manera de escribir poesía que no sea corriendo ese riesgo”.
Los poemas de Bossi son narrados  por una voz  sensible, sin estridencias, que sufre y goza casi de la misma manera, sin elevar el tono. Una voz suave, tímida, confesional, una voz que es ampliamente reconocible dentro de la poesía argentina de las últimas décadas.  

CHICOS MALOS Y OTROS LIBROS

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Osvaldo Bossi
Ilustración de tapa / Pablo Rivas - Mambo
Editorial Los Conejos


Este volumen de poemas de Osvaldo Bossi reúne tres libros. Uno inédito, Chicos malos, y dos publicados anteriormente, pero ya descatalogados y muy difíciles de encontrar: El muchacho de los helados y Esto no puede seguir así. 
En sus poemas, Bossi nos cuenta historias de amor, en escenas cotidianas, con distintos chicos que podrían resumirse en uno solo. Un muchacho que necesita protección, que se aleja y se acerca, que es evocado en los pliegues de la memoria o que está presente y se convierte en una obsesión.
“Un lenguaje directo no tiene por qué ser simple -escribió Osvaldo Bossi-, y hasta quizás ocurra todo lo contrario. Lo cierto es que cada vez me aburren más las formas canonizadas. Admiro a poetas como Jattin, Ginsberg, Alda Merini… Es cierto que estaban bastante locos, pero bueno, no veo otra manera de escribir poesía que no sea corriendo ese riesgo”.
Los poemas de Bossi son narrados  por una voz  sensible, sin estridencias, que sufre y goza casi de la misma manera, sin elevar el tono. Una voz suave, tímida, confesional, una voz que es ampliamente reconocible dentro de la poesía argentina de las últimas décadas.